Si ves una vieja de perfil es correcto. Si ves una chica joven con sombrero y pluma mirando de medio lado también es correcto. Empezamos bien. Pero probablemente si has visto una de esas dos imágenes, no has percibido la otra ¿verdad?. ¿Por qué nuestra mente se enfoca sólo en reconocer una sola de las imágenes? Hace unos días leí un artículo sobre innovación que contenía una frase muy interesante: “El valor de la creatividad depende de la percepción”. Y es cierto, el camino de nuestra creatividad se inicia en la percepción y la interpretación de las cosas que tenemos a nuestro alrededor.
El problema es que nuestras rutinas, prisas, normas o manías han llegado a limitar nuestro potencial creativo. Hacen que nos volvamos insensibles e impermeables a muchos estímulos que pueden despertar nuestra creatividad, pero que ni tan siquiera percibimos conscientemente. Pasan delante de nosotros sin más, como si no existieran. ¿Pero por qué nos ocurre esto?
Cuando nuestra mente realiza ciertas tareas de forma habitual, las termina convirtiendo en patrones y rutinas automáticas. Asimila siempre el mismo tipo de información, y la analiza de la misma forma. Digamos que no le interesa nada más que aquello que encaja con el patrón mental que realiza una y otra vez. Sin embargo, esa forma de actuar limita mucho nuestro potencial creativo. Nos va encerrando poco a poco dentro de “la caja”, y hace que no prestemos atención a nuevos estímulos o formas diferentes de plantear los problemas. Nuestra mente se vuelve cómoda, perezosa. Percibe simplemente aquello que encaja con esos esquemas con los que trabaja, y no hace el “esfuerzo” de ver más allá. Todo aquello que se sale de esos patrones automáticos, simplemente es como si no existiera para nuestra mente.
Shlomo Breznitz, profesor israelí de la Universidad de Haifa, comentaba precisamente esta idea a Eduard Punset, en una entrevista del programa Redes (ver video). La única forma que tenemos de corregir nuestros patrones automáticos es hacer que nuestro cerebro se enfrente a información nueva y diferente. Es fundamental que le saquemos de su zona de confort.
Y recordad, nuestra forma de percibir las cosas y nuestros sentidos se pueden desarrollar y entrenar. Por eso os dejo aquí una recomendación. Poned a prueba vuestros sentidos, la vista, el tacto, el oído… jugad con ellos, hacedles descubrir nuevas experiencias. Ese será el primer paso para desarrollar tu potencial creativo. Romped la forma que tenéis de percibir y hacedles sensibles a cosas nuevas. Por ejemplo ¿te has fijado cuántas cosas de color verde hay de camino a tu trabajo o en tu casa?
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