Entre los mayores enemigos de la creatividad tenemos sin duda a las rutinas y las reglas. Nuestras vidas están llenas de rutinas, vemos siempre los mismos programas de televisión, comemos los mismos platos de comida, nos divertimos y salimos con la misma gente en los mismos sitios…
Pero, si reducen de forma importante nuestro potencial creativo y nuestra imaginación, ¿por qué “amamos” tanto las rutinas? La respuesta es sencilla. Porque nos hacen sentir seguros, nos aportan estabilidad, coherencia a nuestra forma de entender el mundo, las relaciones, etc.
De esta forma, acostumbramos a nuestra mente a las mismas visiones, los mismos olores, los mismos gustos. En definitiva, acotamos nuestro pensamiento a entender el mundo de forma limitada, dentro de unas normas y unas reglas. El problema lo tenemos cuando nos enfrentamos a problemas que requieren soluciones innovadoras y diferentes. Nuestra creatividad tendrá entonces muy difícil salir de la “jaula” en la que le hemos metido.
¿Has probado alguna vez a tratar de enumerar todas las rutinas, manías, y hábitos que tienes? Prueba a hacer este ejercicio durante una semana. Y también pregunta a la gente de tu alrededor, conocidos y menos conocidos para ver qué te dicen. Ya verás cómo te sorprendes.
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