Seguro que a muchos de vosotros, en alguna ocasión os ha “atormentado” alguno de esos “locos bajitos” (así es como Serrat llamaba a los niños en una de sus canciones) con la típica pregunta de “¿y por qué…?” mientras les contábais alguna historia. Aunque les déis una respuesta perfecta y basada en la lógica más aplastante, ellos después siguen haciéndose preguntas y dándole vueltas a su problema “¿y por qué…? ¿y por qué…? ¿y por qué…?”.
Adoptar una actitud como ésa en creatividad, no sólo es interesante sino que también es fundamental. Cuestionárnoslo todo o preguntar las cosas que nadie se atreve a preguntar por miedo a hacer el ridículo es el inicio del camino que nos llevará a dar con la solución que buscamos.
Una vez leí en un libro de Agustín Medina (“Ideas para tener ideas”) una frase con la que estoy totalmente de acuerdo: la creatividad está siempre en las preguntas atrevidas, más que en las respuestas correctas. Imaginar y preguntarnos por todas las posibilidades e hipótesis de un problema, incluso las aparentemente más absurdas, es lo que nos permitirá finalmente encontrar la solución que necesitamos.
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