Quién no recuerda esta escena de la película Big, en la que Tom Hanks y el director de la empresa para la que trabaja y prueba juguetes se ponen a “tocar” un piano gigante. ¿Os imagináis a vuestro jefe jugando así con vosotros? Casi seguro que no, pero ¿por qué? ¿estaríamos haciendo algo malo? No, en absoluto. Entonces, ¿por qué esto no ocurre más a menudo en las empresas y equipos de trabajo…?
Muchas veces estamos literalmente atados y condicionados por nuestro estatus social, nuestros convencionalismos, nuestro miedo al ridículo, al qué dirán… todas esas normas y reglas nos encasillan y nos hacen ver la vida y nuestro alrededor de una forma hermética, previsible, aburrida… ¿pero por qué nos conformamos con eso? ¿por qué actuamos así? Probablemente porque nos aporta seguridad, comodidad, nos evita meternos en líos… pero eso no implica que nos ayude a ser más creativos.
Sin embargo, y volviendo al tema de la película Big, los niños no están “atados” a todas esas normas muchas veces absurdas y sin sentido. Para ellos la vida es un constante juego, no se cansan de inventar nuevas actividades, no paran de hacer locuras porque desconocen las implicaciones que tienen sus actos, y eso es precisamente lo que les hace ser libres para hacerlas. Además, preguntan y preguntan el por qué de las cosas hasta que le encuentran lógica a aquello que no entienden, sin tener miedo a ser pesados o repetitivos.
Ese espacio de libertad que en el que viven los niños es perfecto a la hora de desarrollar soluciones y mejoras a los problemas de nuestro día a día. Quizás podamos aprender mucho más de lo que creemos de esos que Serrat llamaba “locos bajitos”. Deberíamos tratar de divertirnos, de jugar, de reirnos, de preguntar… como hacen ellos. Prueba a hacerlo y cuéntanos que haces tú para volver a ser niño de vez en cuando ;)
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